Vaya semanita

Hace tiempo que de las conversaciones entre amigos se ha desterrado esa frase tan socorrida del «no se habla de otra cosa». Las noticias, los escándalos, la dosis de indignación que recibe el ciudadano van a tal velocidad que cuando queremos saber más del dinero de Bárcenas y el destinatario de sus sobres, nos apuntan nuevas comisiones en los ERE de Andalucía, Urdangarin vuelve a poner en jaque a la Casa Real con correos electrónicos impropios de su ducado y su parentesco, el secretario de las Infantas tiene que decir al mundo que es inocente de cualquier apaño o aparece en escena una friki con nombre de cómic vestida de Lady Gaga haciéndose llamar Amy Martin.

Y mientras en Cataluña votan solemnemente su declaración de soberanía haciendo un corte de mangas al derecho del resto de los españoles, en el Parlamento vasco se elige senador al comisario político de ETA el mismo día en el que la familia de Gregorio Ordóñez lleva flores a su tumba. ¿Y qué decir del tiempo?

Carreteras cortadas, crecidas de los ríos, problemas en el tráfico aéreo y ferroviario, cornisas que vuelan por la fuerza del viento y borrascas como primer tema de conversación en los ascensores. ¿Algo más? Sí. El drama de una España que necesita un punto de apoyo para construir el futuro. Seis millones de parados. En 1.800.000 hogares ningún miembro de la familia tiene trabajo.

Todo esto y mucho más en los últimos cinco días. Ante el drama del paro, la vida sigue para quien trabaja y se vuelve una cruz para quien busca y no encuentra. El tiempo, ya se sabe. Después de la tempestad viene la calma. Pero la corrupción y el separatismo inoculan un virus en el cuerpo social y político que a día de hoy no tiene vacuna. Hemos tocado fondo pero, una vez diagnosticada la enfermedad, falta el médico que autorice el tratamiento.

Amy Martin es el reflejo de la picaresca, la falta de escrúpulos y controles. Del parecer sin ser. Del abuso y la mediocridad. Los Amy Martin, bajo cualquier nombre, están en muchos sitios. No sea como ellos por muchos cantos de sirena que le lleven a los majestuosos Mares del Sur.